sábado, 5 de marzo de 2011

Alfonsina Storni- Si la muerte quisiera

I

Tú como yo, viajero, en undía cualquiera
llegamos al camino sin elegir acera.
Nos pusimos un traje como el que llevan todos
y adquirimos su aspecto, sus costumbres, sus
                                                             [modos.
Hemos andado mucho, sujetados por riendas
 invisibles, los ojos fatigados de vendas.
Tenemos en las manos un poco de cicuta,
perdimos de la lengua el sabor de la fruta
y sabemos que un día seremos olvidados
por la vida, viajero, totalmente borrados.
Y tú y yo conocimos las selvas olorosas...
Y tú y yo no atinamos jamás a cortar rosas

II

¿Sabes, viajero? Tarde voy haciendo proyectos
de tentar nuevos rumbos desandando trayectos.
Tendo sed tan salvaje que me quema la boca
y ansío beber agua que brote de la roca
Persigo las corrientes para bañar la piel,
alimentarme quiero de rosas y de miel,
dormir sobre los musgos, ignorar la palabra,
y tener dos amigos: un cisne y una cabra.
Si a mi fresco retiro te allegaras un día
tu viejo escepticismo quizá me encontraría
sentada bajo el árbol de la sabiduría.

III

Oh, viajero, viajero, conversa con la muerte
y dile que no impida mi camino, de suerte
que me allegue a la roca , que conozca la gruta,
que retorne a mis labios el sabor de la fruta.
Oh, viajero, viajero, conversa con la muerte
y dile que me deje cortar flores, de suerte
que mis manos se vean bellamente cubiertas
por capullos de rosas y por rosas abiertas.
Como ella me dejara, lentamente , viajero
coronada de mirtos, bajo sol agorero,
emprendería marchas hacia el nuevo sendero.